Descripción
Por supuesto, en el satélite Ío habían hombres y mujeres no castigados: Los cancerberos de los presidiarios con toda su administración; los científicos que controlaban la base, su técnica, la alimentación de los reclusos y demás personas que habitaban en Ío y finalmente el grupo de médicos, que, con su ciencia y sus medios, trataban de recuperar para la sociedad a los presos mediante psicoterapias avanzadas unidas a ondas destructoras de las células malignas que convertían al hombre en un ser dañino para sus semejantes. Estas técnicas eran muy arriesgadas y sólo podían emplearse en los presos que se ofrecían voluntarios para ello.
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