Descripción
Crítica ácida, pero con el sentido del humor que caracterizaba a Álvaro de Laiglesia, de los estereotipos sociales del momento en el que lo escribió, 1.957. Gran parte de las situaciones que plantea podrían ser aplicadas actualmente con muy poquitos reajustes, demostrando así que la tonteria, la pesadez y la horterada sublime nunca mueren.
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