Descripción
Cuando yo era niño en Escocia, me gustaba todo lo que fuera salvaje, y durante toda mi vida me he ido aficionando más y más a los lugares y las criaturas salvajes. Por suerte, alrededor de mi pueblo natal de Dunbar, junto al tormentoso Mar del Norte, no faltaba naturaleza virgen a pesar de que la mayor parte de la tierra estaba cultivada. Con mis compañeros de juegos, también de sangre caliente y salvajes como yo mismo, me encantaba deambular por los campos para escuchar cantar a los pájaros, y seguir la costa para mirar y maravillarme ante las conchas, las algas, las anguilas y los cangrejos que había en las charcas de las rocas cuando la marea estaba baja.
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